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Siglo de Oro Holandés
 
LOS ELEMENTOS DE LA CULTURA HOLANDESA DEL SIGLO XVII
 

ELEMENTOS MORALES

 

El humanismo estoico: naturaleza burguesa, trabajo y prosperidad
El humanismo cívico burgués, en los Países Bajos en el siglo XVI y en los Países Bajos del Norte en el siglo XVII, tenía una fuerte orientación estoica. El humanismo estoico buscó en el pasado los valores del mundo romano republicano, de esforzados ciudadanos-campesinos libres de los vicios atribuidos a la gran ciudad y, en especial, a la vida cortesana. El humanismo estoico hizo hincapié en un estilo de vida sencillo y austero, moderado en cuanto a placeres y necesidades. Para definirse a sí mismo, se elaboró un mítico mundo imaginario de la pereza, el lujo y la disipación que tenía cierta semejanza con la vida de la corte absolutista en ese momento.

A pesar de la presencia en La Haya de una poderosa corte, el humanismo identificaba los excesos de la burguesía cortesana con las costumbres extranjeras de una España y Francia católicas. Mediante la definición de la identidad cortesana como la corrupta cultura de extranjeros católicos, la burguesía holandesa infundió valores patrióticos en el humanismo estoico. Los valores como la sencillez, la austeridad, el trabajo duro y la familia se politizaron como elementos consustanciales de una identidad nacional burguesa. En este sentido, los holandeses eran semejantes a las primeras sociedades republicanas, tales como Florencia en el siglo XV o los inicios de la Roma republicana. Los valores estoicos fueron siempre aclamados como un elemento fundamental para la salud moral, la prosperidad y la fuerza política del estado. La austeridad holandesa del siglo XVII, con sus raíces en los tres valores burgueses, republicanos y calvinistas, se aprecia en la siguiente descripción de un destacado hombre de estado holandés.

" nunca... mejor vestido que el más común capitán de barco ... y su casa, el tamaño, los muebles, o el entretenimiento en nada excedía al de cualquier tendero o mercader... [esta era] la moda general o costumbre entre todos los magistrados del Estado".

No es de extrañar, pues, que los pintores holandeses de la primera mitad de siglo se inclinaran en sus pinturas por una sobria gama monocroma de grises, marrones, negros y blancos, y que las enmarcaran con sencillas molduras de madera de ébano, en lugar de los elaborados marcos dorados frecuentes en otros lugares.

   
   
 
Jan Steen
[Leiden, 1625 /26 -1679 ]
Adolf Croeser y su hija Catharina de Delft
[1655]
82.5 x 68.5 cm. Óleo sobre lienzo
Rijksmuseum, Amsterdam
[detalle]

 

Un burgués de Delft
La obra de Steen da vida a la historia de Adolf Croeser y su hija de una manera extraordinaria. La flor de la naturaleza muerta en el vaso de vidrio en el alféizar de la ventana de la izquierda, probablemente evoca la fragilidad de la vida en general y la muerte de la primera esposa de Croeser en particular. Lo que no está claro es si Croeser estaba realmente preocupado por los menos pudientes de la ciudad de Delft, como la pintura parece sugerir. Parece como si Steen nos quisiera mostrar a Adolf Croeser en el centro de su mundo, entre su casa, la ciudad y la iglesia, como un padre cariñoso, un buen cristiano y un respetable burgués de Delft.

[*] Presentación del libro A burgher of Delft. A painting by Jan Steen. Frans Grijzenhout y Niek van Sas. Publicado por el Rijksmuseum Amsterdam y Nieuw Amsterdam Uitgevers. Documento en Word]

   
  A mediados de siglo, con el surgimiento de una generación burguesa próspera que no había conocido la guerra o las dificultades económicas, las restric-ciones contra el consumo ostentoso disminuye, ya que en un país próspero y en ascenso, la clase media se sentía cada vez más libre de adoptar los suntuosos gustos aristocráticos [e internacionales] respecto a la arquitectura, la decoración de interiores, el vestuario y el arte. Esta tendencia se extendió fuera de La Haya, donde vivían los príncipes neerlandeses electos, y donde floreció un estilo de vida aristocrático, donde el francés era el idioma preferido [hasta principios del siglo XX] y se adoptaron en gran medida los gustos y las costumbres francesas. Como declaró un observador, "Las damas y caballeros aquí [están] todos afrancesados por la moda francesa". Hacia 1673, otro escritor, comentó: "Las viejas formas de austeridad y contención como forma de vida resultan ahora casi anticuadas en Holanda".
 
 
 
WILLEM CLAESZ. HEDA
[Haarlem, 1594 – c.1680]
Naturaleza muerta con copa dorada
1635
88 x 113 cm. Óleos sobre tabla
Rijksmuseum, Amsterdam
[detalle]
 
 
   
  Irónicamente, esta tendencia encuentra justificación religiosa en una versión protestante de la ética del trabajo humanista que vio la gracia de Dios en aquellos que prosperaron económicamente a través del trabajo duro. Incluso un popular escritor holandés conservador, llegó a señalar: "Es un trabajo hábil y digno de ser alabado, que le permite ser piadoso y rico al mismo tiempo". Con respecto a la pintura, podemos ver colores más vivos, telas, y anatomías más hermosas y heroicas, más propias del arte contemporáneo de fuera de los Países Bajos, así como elaborados marcos dorados.
   
 
   
 
   
 
 

LA VERGÜENZA DE LA RIQUEZA
[de Simon Schama]

La vergüenza de la riqueza: Una interpretación de la cultura holandesa en el Siglo de Oro es un libro escrito por el historiador Simon Schama. publicado en 1987, cinco años después del bicentenario del reconocimiento de los jóvenes Estados Unidos holandeses. El libro se vendió bastante bien y dio lugar a una segunda edición pocos meses después de su lanzamiento. Traducido al holandés con el título Overvloed en Onbehagen: De Nederlandse a Cultuur de Gouden Eeuw, y publicado en Holanda en 1988, donde también fue bien recibido. Hoy en día se le atribuye al libro el acierto en dar nuevas pistas sobre el sistema poldermodel del gobierno holandés.

En su intento de hacer una revisión sistemática de la cultura del Siglo de Oro holandés, Schama cita una ecléctica lista de materias primas de todo el mundo, incluyendo los libros de emblemas, las historias y novelas de la época, libros de cocina, descubrimientos científicos, declaraciones de bancarrota, obras religiosas y el arte, incluyendo grabados, pinturas, escultura, arquitectura y vitrales. El autor vuelve a la moral del Siglo de Oro holandés, a la forma en que criaron a sus hijos, cómo lloraban a sus muertos. Su conclusión es que a través de la continua batalla contra las aguas del Mar del Norte, el espíritu holandés se puede resumir en el lema de Zelanda, escenario de muchas inundaciones producidas por la rotura de diques, Luctor et Emergo, o luchar y emerger. El libro es fácil de leer y es más un grupo de ensayos independientes que una unidad cohesionada, por lo que es un buen candidato para leer en poco tiempo o como una referencia rápida para los diversos aspectos del tema.

Fondo historiográfico
La historia de los Países Bajos ha sido matizada por la historia local financiada por importantes familias holandesas a través de los siglos. Se encuentran muchas discrepancias en los registros de ese periodo entre los archivos municipales y los archivos de otras instituciones tales como las Confederaciones Hidrográficas o la Iglesia Católica. Lamentablemente, muchos archivos se han perdido o, peor aún, han sido destruidos por las guerras o, como en el caso de la Iglesia Católica, por la furia iconoclasta [Beeldenstorm]. A través de los siglos, los autores a menudo han utilizado el material de sus predecesores, sin cuestionar las fuentes originales, dando lugar a muchas declaraciones contradictorias.

Crítica
Tanto los historiadores norteamericanos como los holandeses apoyaron la erudición del libro, que ofrecía muchas ideas nuevas debido a su enfoque en 360 grados de todo el período del Siglo de Oro holandés, que Schama lo enmarca entre 1570 y 1670. Una pequeña cadena de críticas comenzaron a aparecer sobre algunas de las afirmaciones del libro, especialmente los que tienen que ver con la política de la Guerra de los Treinta Años, o la economía de la época, pero muchos [sobre todo en los Países Bajos] se inspiraron en su libro, incluidos los profesores de historia que, como Schama, se preguntaban por qué los holandeses parecen tan avergonzados de su rico pasado. Herman Pleij, un profesor holandés de literatura medieval se inspiró para escribir un libro en respuesta a la denominada La vergüenza holandesa. Susan Buck-Morss critica a Schama por su "historia nacional selectiva” de la República de Holanda, “que omite mucho o la totalidad de la historia de la colonización". Uno no tiene idea de que la hegemonía holandesa en la trata de esclavos [en sustitución de España y Portugal como principales protagonistas] contribuyó sustancialmente a la enorme "sobrecarga" de esa riqueza que, como él describe, llegó a ser social y moralmente problemática durante el siglo de “centralidad" holandesa en el "comercio mundial."

Legado
Muchos en los Países Bajos no tardaron en encontra el paralelismo entre el relativo lujo del siglo XVII admirado por Schama, y el estado de bienestar holandés de finales del siglo XX. Como los Países Bajos desaparecen en un crisol de culturas europeas, y a la luz de la actual crisis financiera, se está prestandomás atención al canon de la historia holandesa, y el libro de Schama ha ofrecido nuevas formas de describir el período de la Edad Dorada. Hoy en día es visto como la primera de una serie de nuevas publicaciones históricas relativas al Siglo de Oro holandés.

   
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